Sinopsis
Junior es un periodista que investiga la máquina de Macedonio, un artefacto que empezó traduciendo relatos y acabó produciendo una obra autónoma. Ahora ha escapado a todo control y permanece bajo custodia en el Museo, mientras el poder totalitario y la resistencia luchan por validar o convertir en apócrifas las producciones de la autómata. Quizá la verdad sobre su origen se esconde en una historia de amor eterno, de cuyo hilo tirará Junior hasta llegar a una isla extraña..
Ricardo Piglia, La ciudad ausente (Kindle Edition - DEBOLSILLO, 2014, Tapa blanda, 1993) - ~150 páginas..
La ciudad ausente es un alucinante relato sobre una maquina productora de relatos donde el autor nos deleita con historias en variados estilos que oscilan desde la ciencia ficción hasta la novela negra. La máquina funciona aportando variantes que son realmente parte de un mismo argumento (la vida). La máquina posee infinito poder y autonomía y las narraciones creadas se desenvuelven en un ambiente represivo, desconsolador y sombrío. La obra evoca en mí a otra “máquina” argentina, la de la isla donde Morel se encuentra perdido (casi en una ciudad ausente) en La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares que también me gustó muchísimo. Disfruto este tipo de literatura que se presta para un análisis profundo y que contiene elementos filosóficos para ponderar. Existen en la obra también algunas conexiones e influencias de otros autores (Macedonio Fernández, Borges, Nietzsche) y estilos que serán evidentes para los más conocedores y los más leídos. Esta pequeña reseña es apenas un intento muy superficial de una lectora sin tales pretensiones pero sí con mucha curiosidad.
Junior, el periodista investiga la aparición de grabaciones producidas por una máquina ubicada en un museo que es una especie de inteligencia artificial que manipula datos y genera realidades. Macedonio su inventor, triste y obsesionado con el amor de la esposa a quien la muerte le arrebató muy pronto, logra eternizar sus memorias o mejor dicho el cerebro de Elena en esta máquina, rescatándola así de la muerte. En la ciudad ausente se narran relatos fabricados y con diferentes versiones para justificar la misma necesidad de seguir narrando y preservar la tradición cultural de seguir contando historias que es algo esencial para seguir viviendo y que es la función de la literatura. “Todos nos inventamos historias diversas para imaginar que nos ha pasado algo en la vida”. Muy recomendable y digna de ser leída un par de veces – tan sólo si no estuviera tentada por tantos otros libros.
Algunas frases del libro para recordar:
"Lo que se puede imaginar sucede y pasa a formar parte de la realidad".
"Macedonio no intentaba producir una réplica del hombre, sino una máquina de producir réplicas. Su objetivo era anular la muerte y construir un mundo virtual".
"La realidad es interminable y se transforma y parece un relato eterno, donde todo siempre vuelve a empezar".
"La soledad es una enfermedad cerebral"..
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Mi puntuación (1-5):
Junior, el periodista investiga la aparición de grabaciones producidas por una máquina ubicada en un museo que es una especie de inteligencia artificial que manipula datos y genera realidades. Macedonio su inventor, triste y obsesionado con el amor de la esposa a quien la muerte le arrebató muy pronto, logra eternizar sus memorias o mejor dicho el cerebro de Elena en esta máquina, rescatándola así de la muerte. En la ciudad ausente se narran relatos fabricados y con diferentes versiones para justificar la misma necesidad de seguir narrando y preservar la tradición cultural de seguir contando historias que es algo esencial para seguir viviendo y que es la función de la literatura. “Todos nos inventamos historias diversas para imaginar que nos ha pasado algo en la vida”. Muy recomendable y digna de ser leída un par de veces – tan sólo si no estuviera tentada por tantos otros libros.
Algunas frases del libro para recordar:
"Lo que se puede imaginar sucede y pasa a formar parte de la realidad".
"Macedonio no intentaba producir una réplica del hombre, sino una máquina de producir réplicas. Su objetivo era anular la muerte y construir un mundo virtual".
"La realidad es interminable y se transforma y parece un relato eterno, donde todo siempre vuelve a empezar".
"La soledad es una enfermedad cerebral"..
Mi puntuación (1-5):
Después de la caída de Perón (1955), se fue con su familia de Adrogué y se instaló en Mar del Plata.Piglia estudió Historia en la Universidad Nacional de La Plata, ciudad donde vivió hasta 1965. Después trabajó durante una década en editoriales de Buenos Aires, dirigió la Serie Negra, famosa colección de policiales que difundió a Dashiell Hammett, Raymond Chandler, David Goodis y Horace McCoy. «Empecé a leer policiales casi como un desvío natural de mi interés por la literatura norteamericana. Uno lee a Fitzgerald, luego a Faulkner y rápidamente se encuentra con Hammett y con David Goodis. Más tarde, entre 1968 y 1976, leí policiales por necesidad profesional, ya que dirigía una colección», dijo en una oportunidad.
Según ha declarado, desde los 18 años leyó a Faulkner, empezó con La mansión, luego siguió con otras obras suyas durante años: «Creo que lo que más me impresiona de Faulkner es la autonomía del que narra». Pero sus referencias son muy diversas (en Respiración artificial hace bromas sobre el 'lenguaje faulkneriano' de los escritores), como gran lector que es. En sus orígenes estuvieron presentes muchos escritores estadounidenses, pero también hubo otros tales como Kafka, Musil, etc. y, por supuesto, toda la mejor literarura argentina a la que de continuo se remite.
Piglia ha señalado que dos poéticas antagónicas y sus reversos le han interesado: la que está basada en la oralidad, aparentemente «popular», que ha llegado a una especie de crispación expresiva, como Guimaraes Rosa o Juan Rulfo; y la de la «vanguardia» que trabaja con la idea de que el estilo es plural: tanto James Joyce como Manuel Puig, por ejemplo, trabajaron con registros múltiples.
Comenzó a escribir en la segunda mitad de los años cincuenta del siglo XX en Mar del Plata su Diario, y lo ha continuado durante toda su vida. Recibió una mención especial en el VII concurso Casa de las Américas, Cuba, y ello significó la publicación de su primer libro: el de cuentos Jaulario. Pero el reconocimiento internacional lo debe a su primera novela Respiración artificial, de 1980.
Piglia es, además, crítico, ensayista y profesor académico, que ha estudiado a Brecht, Benjamin y Lukács, a Erich Auerbach, Szondi y Vernant, a los rusos Tiniánov, Sklovski o Bajtin. Ha escrito sobre su propia escritura (que está ligada a la crítica) y ha elaborado ensayos sobre Roberto Arlt, Borges, Sarmiento, Macedonio Fernández y otros escritores argentinos.
Piglia vivió en Estados Unidos, donde fue profesor en diversas universidades, entre las que figuran las de Princeton y Harvard, en las que dio clases durante una quincena de años.
Aunque estaba instalado en ese país, donde tenía casa propia, decidió regresar a Argentina: en diciembre de 2011 llegó a Buenos Aires y comenzó a escribir, con elementos autobiográficos, la novela El camino de Ida, que publicó Anagrama en 2013.
Después de su regreso, Piglia grabó también un programa de televisión de cuatro capítulos en los que enseña sobre Jorge Luis Borges y dirige una colección de reediciones de la literatura argentina.
Junto al músico Gerardo Gandini compuso la ópera La ciudad ausente, basada en su propia novela, estrenada en el Teatro Colón en 1995. Como antólogo ha publicado, entre otros libros, Crímenes perfectos y La fieras, ambos con obras del género policial.
Su obra ha sido traducida numerosos idiomas, particularmente al inglés, francés, italiano, alemán y portugués.
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