Thursday, July 5, 2018

Un viejo que leía novelas de amor





Sinopsis

Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios suhar (mal llamados jíbaros), y con ellos ha aprendido a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor --"del verdadero, del que hace sufrir"-- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupideces de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes, pero que no saben cómo enfrentar a una fiera enloquecida porque le han matado a sus crías. Descritas con un leguaje cristalino, escueto y preciso, las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño difícilmente abandonarán nuestra memoria.


Luis Sepúlveda, Un viejo que leía novelas de amor (Colección andanzas – Tusquets Editores México, 2016). 137 páginas


Opinión personal

“Un viejo que leía novelas de amor” es una novela redonda. La breve historia de Antonio José Bolívar Proaño, el entrañable solitario que vive en El Idilio, un pueblo de la región amazónica, se lee de un tirón y es un canto a la belleza amazónica, a la naturaleza, a los animales, a la cultura indígena de los Shuar y sobre todo al equilibrio ecológico. 

Es un libro de aventuras que describe vivamente un ambiente inhóspito pero imponente a través de los ojos de un buen hombre que aprendió los secretos de la selva y respeta a los seres que la habitan. Sin embargo, también es una crítica al hombre colonizador (el despreciable alcalde)  que considerándose civilizado viene a posesionarse o a tratar de cambiar el modo de vida de estas tierras que no le pertenecen. Antonio José Bolívar Proaño lee novelas de amor, las más tristes pero con finales felices, porque anhela ese sentimiento humano, pero lee también porque es un antídoto para su soledad en estos parajes remotos que lo transporta a otros mundos.

La prosa del autor es sencilla y directa y contiene reflexiones hermosas en defensa de la naturaleza y el derecho a la forma de vida de los indígenas y la lucha de todos los seres vivientes por la sobrevivencia. Muy recomendable.



Mi puntuación (1-5):
:




Sobre el autor:


Luis Sepúlveda Calfucura (Ovalle, 4 de octubre de 1949) es un escritor, periodista y cineasta chileno, autor de cuentos y novelas.

Nació en el Hotel Chile de Ovalle, durante "la fuga de amor bajo mandato de captura", porque, como explica, su madre "era menor de edad y habían escapado porque el padre de ella, que había denunciado al novio por rapto, se oponía tenazmente al romance". Su padre, Luis Sepúlveda, militante del Partido Comunista, era dueño de un restaurante y su madre, Irma Calfucura, enfermera de origen mapuche.

Creció en el barrio San Miguel de Santiago y estudió en el Instituto Nacional, donde comenzó a escribir inspirado por una profesora de Historia.

A los 17 años publicó su primer libro, un poemario y un periodista que frecuentaba el restaurante paterno le consiguió trabajo como redactor policial en el diario Clarín. A los 20 años ya tenía bastantes relatos, que "un buen amigo" ordenó, dando nacimiento a su primera recopilación de cuentos: Crónicas de Pedro Nadie.

Reconoce la gran influencia que tuvo Francisco Coloane en sus primeros cuentos. Después de leer a este escritor, Sepúlveda llegó a emplearse como pinche de cocina en un barco ballenero.

Considera que sus años más felices fueron los de la Unidad Popular. En 1971 se casó con Carmen Yález, a quien había conocido 4 años antes; en 1973 nació su hijo Carlos Lenin, pero el matrimonio se deshizo pronto. Se reencontraron 20 años después en Alemania y volvieron a formar pareja.

Después del golpe militar encabezado por Augusto Pinochet, Sepúlveda estuvo detenido en el Regimiento Tucapel de Temuco.

En 1977 abandonó Chile, estuvo en Buenos Aires, luego pasó a Montevideo y después a Brasil. Más tarde cruzó a Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador, donde trabajó un tiempo y conoció a los indios shuar. En ese país ingresó en la Brigada Internacional Simón Bolívar, con la que partió a Nicaragua a principios de 1979 para participar en la Revolución Sandinista.

Poco después del triunfo de la revolución, se fue a Alemania y se instaló en Hamburgo. Allí vivió 14 años, se casó con Margarita Seven, con quien tuvo tres hijos, se incorporó al movimiento ecologista, y, como corresponsal de Greenpeace, atravesó los mares del mundo entre 1983 y 1988.

Como escritor, saltó a la fama internacional después de publicar, en 1989, su novela inspirada por su experiencia de convivencia con los shuar Un viejo que leía novelas de amor, que se convirtió en un superventas con numerosas ediciones. Desde entonces, el éxito acompaña sus libros —novelas, de cuentos, viajes, artículos—, que han sido traducidos a muchos idiomas y han recibido numerosos premios.

Reside desde 1997 en Gijón, España, donde ha sido fundador y director del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón, que se celebra todos los años durante la segunda semana de mayo.


Fuente: Wikipedia