Sinopsis
Desde la nada -sin nombre y sin padres, pura orfandad e intemperie- y con alta mar como privilegiado horizonte a principios del siglo XVI, un adolescente llega al Río de la Plata en una expedición española. Esas costas de delirio y pesadilla, habitadas por indios cuyos rituales de un arcaico apetito lo enfrentan a otra percepción de la realidad, ocuparán por el resto de sus días el centro de su memoria.
Opinión personal
Desde la nada -sin nombre y sin padres, pura orfandad e intemperie- y con alta mar como privilegiado horizonte a principios del siglo XVI, un adolescente llega al Río de la Plata en una expedición española. Esas costas de delirio y pesadilla, habitadas por indios cuyos rituales de un arcaico apetito lo enfrentan a otra percepción de la realidad, ocuparán por el resto de sus días el centro de su memoria.
Juan José Saer, El entenado (Barcelona, España, Septiembre, 2013, Rayo Verde Editorial, primera publicación 1983). 192 páginas.
El entenado de Juan José Saer cuenta las aventuras de un narrador solitario y huérfano que viaja al nuevo mundo y el destino que la vida le depara en tierras extrañas con una tribu indígena con la que coexiste por 10 años. Es una historia brutal, un despertar a un nuevo mundo, a una sociedad que se debate entre la vida y la muerte, la organización y el caos y que incita a una reflexión profunda del fundamento y los valores de la nuestra.
Nuestro desafortunado héroe llega a estas nuevas tierras en plan de aventura y conquista, pero esta tribu caníbal masacra a los miembros de su tripulación y lo deja a él como único testigo de lo acontecido. Tremendamente filosófica, nos hace cuestionar los valores desde el punto de vista antropológico de una sociedad inventada. Nos muestra una perspectiva totalmente diferente, sencilla, pero horrífica que sucumbe al caos, pero que quiere ante todo trascender. En la obra de Saer abundan imágenes de la escritura, el lenguaje, la comunicación, del recuerdo siempre elusivo de un pasado contando por una memoria fallida. El canibalismo conduce a la orgía y a su vez al caos. La vida solo conduce a la muerte, y las imágenes del recuerdo son siempre inciertas y permanecen a pedazos, cojeando y así sobreviven en la escritura.
El padre Quesada, el único personaje con nombre, es el símbolo del padre sabio que brinda formación y sentido para interpretar los recuerdos. Excepcional, intensa, cautivante y digna de una reflexión profunda, privilegio de pocos.
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Mi puntuación (1-5):
Nuestro desafortunado héroe llega a estas nuevas tierras en plan de aventura y conquista, pero esta tribu caníbal masacra a los miembros de su tripulación y lo deja a él como único testigo de lo acontecido. Tremendamente filosófica, nos hace cuestionar los valores desde el punto de vista antropológico de una sociedad inventada. Nos muestra una perspectiva totalmente diferente, sencilla, pero horrífica que sucumbe al caos, pero que quiere ante todo trascender. En la obra de Saer abundan imágenes de la escritura, el lenguaje, la comunicación, del recuerdo siempre elusivo de un pasado contando por una memoria fallida. El canibalismo conduce a la orgía y a su vez al caos. La vida solo conduce a la muerte, y las imágenes del recuerdo son siempre inciertas y permanecen a pedazos, cojeando y así sobreviven en la escritura.
El padre Quesada, el único personaje con nombre, es el símbolo del padre sabio que brinda formación y sentido para interpretar los recuerdos. Excepcional, intensa, cautivante y digna de una reflexión profunda, privilegio de pocos.
Mi puntuación (1-5):
Junto con Juan Carlos Onetti, Saer es el escritor rioplatense que más evidencia la influencia de William Faulkner, especialmente en la recurrencia de un espacio ficcional (el condado de Yoknapatawpha en el caso de Faulkner; la ciudad de Santa Fe y la región del Litoral en el caso de Saer) y de un grupo de personajes (Carlos Tomatis, Ángel Leto, Washington Noriega, el Matemático, etc.) Asimismo, Saer toma del norteamericano la prosa trabajada, de oraciones largas, y el trabajo con los puntos de vista, combinándolo con detalladas descripciones de los espacios y la acción narrativa. La fijación en los elementos del paisaje y la fijación con el espacio del Litoral es también influencia de sus lecturas poéticas, especialmente de Juan L. Ortiz, a quien Saer consideraba «el más grande poeta argentino del siglo XX».
En 1960 apareció su primer libro de cuentos, En la zona, donde a pesar de las influencias borgeanas ya se advierte, desde el título, la fijación de un espacio narrativo en el que se desarrollará la mayor parte de su obra, y que se anuncia en el último cuento del volumen, Algo se aproxima. En 1962 se trasladó a Colastiné Norte, una localidad costera alejada del centro de la ciudad, donde escribiría otros cuatro libros, que fueron apareciendo en los años siguientes: las novelas Responso (1964) y La vuelta completa (1966), ambas de corte existencialista, y los libros de relatos Palo y hueso (1965) y Unidad de lugar (1967). Al mismo tiempo, combinó la escritura con su actividad docente, enseñando Historia del Cine y Crítica y Estética Cinematográfica en la Universidad Nacional del Litoral.
En 1968 obtuvo una beca de la Alianza Francesa para ir a París. En un principio la idea era quedarse por seis meses, pero terminó quedándose de manera definitiva, aunque volvería a la Argentina con frecuencia. Retomó su actividad docente como profesor de Literatura en la Universidad de Rennes, donde dictó clases hasta su retiro en 2002. En ese lugar conoció a Laurence Gueguen, quince años menor que él, y que terminaría siendo su segunda esposa y madre de su hija Clara.
La instalación en la capital francesa marca el comienzo de su madurez literaria, ya que a partir de allí publicaría sus obras más célebres. En 1969 apareció su novela Cicatrices, considerada por la crítica como su primera novela madura. En 1974 publicó El limonero real, su novela más compleja, en la que trabajó durante nueve años y donde lleva sus procedimientos narrativos al límite. Los años siguientes fueron definidos por Saer como los más difíciles de su vida, en parte por un sentimiento de desarraigo, la situación política de Argentina en esos años y problemas personales, como el divorcio de su primera esposa y el traslado a Rennes, que lo mantuvo alejado de su hijo.8 Durante este período publicó el libro de cuentos La mayor (1976) y un libro de poesía, El arte de narrar (1977), el cual reeditaría en 1988 y en 2000 en ediciones ampliadas.
En 1980 publicó Nadie nada nunca, una suerte de novela policial en donde vuelve a experimentar con la recursividad de una narración contada desde distintos puntos de vista. Saer la escribió a lo largo de cuatro años en un aislamiento completo, y la definió como «una de mis novelas más experimentales», si bien no llega a los extremos de El limonero real. Con esta obra le llegó el reconocimiento de la crítica, que convertiría a Saer en uno de los autores más destacados en la literatura en español.
En sus libros siguientes se distanció de la experimentación formal, volviendo a un tipo de narración más inteligible. En 1983 apareció El entenado, la primera de tres novelas que Saer llamó «de la llanura», y que transcurren en un tiempo alejado del resto de sus obras. Con esta obra le llegó también el reconocimiento del público, y al día de hoy sigue siendo una de sus novelas más leídas y estudiadas. En 1985 publicó Glosa, considerada por algunos como su mejor novela, y que fue la favorita del autor, ya que «es el libro que más se parece a lo que quería hacer», según declaró.
En 1987 apareció La ocasión, otra novela histórica, esta vez situada en el siglo XIX, con la que obtendría el Premio Nadal ese año, y en 1992 Lo imborrable, que retoma personajes que habían aparecido en novelas anteriores (La vuelta completa, Glosa). Por esos años apareció su "tratado imaginario" El río sin orillas, texto híbrido entre ficción, ensayo e historia sobre el Río de la Plata. En 1994 incursionó en el género policial con La pesquisa, y tres años después apareció Las nubes, novela histórica escrita a partir de un manuscrito que encuentran los protagonistas de La pesquisa. El mismo año publicó El concepto de ficción, y en 1999 La narración-objeto, dos libros de ensayos en los que, además de analizar la obra de otros autores, expone los fundamentos teóricos de su programa narrativo.
En 2000 apareció el último libro que alcanzó a publicar en vida, el libro de cuentos Lugar. Al año siguiente Seix Barral publicó sus Cuentos completos en orden inverso, desde los más recientes hasta los primeros, con cuatro relatos inéditos hasta entonces en libro, escritos en los años 60. En 2004 recibió el Premio Konex de Platino en la disciplina "Novela: Quinquenio 1994 - 1998".
Falleció el 11 de junio de 2005, diecisiete días antes de cumplir 68 años, a causa de un cáncer de pulmón, y fue sepultado en el cementerio del Père-Lachaise. Al momento de su muerte estaba escribiendo los últimos capítulos de su novela más extensa, La grande, que terminó apareciendo póstumamente junto con Trabajos, una recopilación de artículos literarios aparecidos en diversos diarios y revistas que Saer ya tenía lista para publicarse.
Además de estos títulos, entre 2012 y 2013 Seix Barral comenzó a publicar una colección de borradores, notas y poemas con el título de Borradores inéditos, que serán publicados en cuatro volúmenes, de los cuales ya han aparecido tres: dos de borradores y notas (bajo el título de Papeles de trabajo) y un tercero de poemas. El cuarto, de próxima aparición, estará dedicado a su obra ensayística.
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