Wednesday, December 18, 2013

Cuentos de amor, de locura y de muerte




Sinopsis

Cuentos de amor, de locura y de muerte componen una de las primeras recopilaciones de relatos que Quiroga publicó, efectivamente, en ellos está ya toda su maestría como narrador y lo fundamental de su visión del mundo.
En estas páginas se encuentran unas cuantas de sus historias inolvidables y un buen puñado de personajes que se fijarán en la memoria del lector como si los hubiera frecuentado a lo largo de una voluminosa novela. La vida de Quiroga fue una parábola trágica. Mató a un amigo accidentalmente, su primera mujer se suicidó a los pocos años de casados, fue abandonado por su segunda esposa, se enfermó de cáncer y finalmente, no pudiendo lidiar con sus fantasmas, se suicidó.

Cuentos de amor, de locura y de muerte es el resultado de esa vida atormentada y es donde despliega todas sus dotes.

Horacio Quiroga, Cuentos de amor, de locura y de muerte (Buenos Aires: Biblioteca Clásica, 1986). 156 páginas

Fuente: El resumen.com


Opinión personal

Cortas historias que evocan a los cuentos de Edgar Allan Poe, pero con un sabor latinoamericano apropiado de la época. Los finales felices casi no existen para Quiroga. Sus personajes, a veces hasta animales, se ven enfrentados a terribles enfermedades, calores endemoniados y finales trágicos casi siempre resultado de malas decisiones o del azar que no les tiene misericordia. El almohadón de plumas, La miel silvestre y La gallina degollada me dejaron imágenes difíciles de olvidar.

Mi puntuación (1-5):





Sobre el autor:





Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, 31 de diciembre de 1878 – Buenos Aires, 19 de febrero de 1937) fue un cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza bajo rasgos temibles y horrorosos, y como enemiga del ser humano, le valieron ser comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe.

Vivió en su país natal hasta la edad de 23 años, momento en el cual, luego de matar accidentalmente a su mejor amigo, decidió emigrar a Argentina, país donde vivió 35 años —hasta su muerte—, donde se casó dos veces, tuvo sus tres hijos, y en donde además desarrolló la mayor parte de su obra. 

Claramente influido por Rubén Darío y los modernistas, poco a poco el modernismo del oriental comienza a volverse decadente, describiendo a la naturaleza con minuciosa precisión pero dejando en claro que la relación de ella con el hombre siempre representa un conflicto. Extravíos, lesiones, miseria, fracasos, hambre, muerte, ataques de animales, todo en Quiroga plantea el enfrentamiento entre naturaleza y hombre tal como lo hacían los griegos entre Hombre y Destino. La naturaleza hostil, por supuesto, casi siempre vence en la narrativa quiroguiana.

La morbosa obsesión de Quiroga por el tormento y la muerte es aceptada mucho más fácilmente por los personajes que por el lector: la técnica narrativa del autor presenta protagonistas acostumbrados al riesgo y al peligro, que juegan según reglas claras y específicas. Saben que no deben cometer errores porque la selva no perdona, y, al caer, lo hacen con algo de «espíritu deportivo» y suelen morir, dejando al lector ansioso y angustiado.

Mostró una eterna pasión por el territorio de Misiones y su selva, empleando a esta y sus habitantes en la trama de muchos de sus cuentos más reconocidos. La vida de Quiroga, marcada por la tragedia, los accidentes y los suicidios, culminó por decisión propia, cuando bebió un vaso de cianuro en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires a los 58 años de edad, tras enterarse de que padecía cáncer de próstata.


Fuente: Wikipedia






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