Thursday, September 24, 2015

No leer







Sinopsis

A lo largo de las crónicas y breves ensayos que componen este volumen, Alejandro Zambra hilvana, acaso sin proponérselo, una singular teoría de la lectura. Ya sea en el comentario sobrio y refinado de un determinado libro, o en las digresiones biográficas nacidas de los apuntes sobre tal o cual autor —desde Parra, Levrero y Pavese hasta Millán, Ribeyro y Tanizaki, pasando por Bolaño, Natalia Ginzburg y Puig—, el hecho mismo de leer ocupa el centro de estas páginas, en las cuales el estilete vehemente y bienhumorado contra los lugares comunes y las imposturas se alteran con la celebración intimista y sosegada de haber leído algo verdadero.

El título del libro es un generoso engaño que alude al momento en que Zambra dejó de ejercer la crítica literaria semanal y comenzó a experimentar, como él mismo dice, el placer de no leer ciertos libros, lo que le permitió abrazar otras lecturas, más reposadas pero también impetuosas, de obras menos habituales en la agenda periodística.

Como en sus novelas y poemas, Alejandro Zambra despliega aquí un estilo que hace de la ambigüedad, la contención y la vacilación valores irremplazables, ofreciendo, antes que una fatua última palabra, la sugerencia de que algunos libros nos incumben de manera sustancial, y, a la vez, dibujando una suerte de autorretrato en espejo convexo: la imagen de un escritor —y lector— ejemplar, rodeado por su biblioteca llena de espectros y afectos.

Alejandro Zambra, No leer (Ediciones Alpha Decay, S.A., Barcelona, España, 2012) - 226 páginas..


Opinión personal

No leer es una serie de textos cortos (ensayos y crónicas) que nos invita a reflexionar en torno a la literatura y a la crítica literaria. Debido a su experiencia como crítico, el autor nos habla no sólo del placer de leer, sino también de ese placer de no leer algunos libros o mejor dicho del placer de no leer lecturas impuestas, en el caso de él como crítico literario y para otros, por ejemplo como parte de un currículo escolar. La obra sobre todo es un elogio a la lectura y a varios exponentes de la literatura. Es como la descripción misma de la novela del escritor Ribeyro (en uno de sus textos): "un bazar de nombres y referencias eruditas".

El libro está divido en tres partes. La primera está llena de cortas anécdotas en torno a libros y autores. Muchos célebres y  otros varios que no conocía. Entre algunos de los más conocidos están: Borges, Rulfo, Donoso, Cortázar, Ginzburg, Puig, Levrero y Bolaños. La segunda parte contiene reseñas un poco más largas y profundas, que fueron de mi agrado, en especial la de Bolaño y la de Nicanor Parra. La tercera parte (y la más breve) es una reflexión sobre Bonsái, su primera novela y otro texto que trata sobre las condiciones de la lectura y lo que queda en el recuerdo de los lectores.

El libro es muy ameno y un disfrute literario. No leer tiene mucha información e invita a indagar sobre las vidas y experiencias de los escritores por la riqueza de fuentes, lecturas y referencias literarias que brinda. Es breve, cautiva y en definitiva es una delicia para el lector curioso. La prosa de Alejandro Zambra es culta y placentera y tiene elementos irónicos y de mucho humor. Dan ganas de leer más obras de este autor.


Mi puntuación (1-5):
:

 

Sobre el autor:


Alejandro Zambra Infantas  (Santiago, 24 de septiembre de 1975) es un poeta y narrador chileno, seleccionado en 2007 por el Hay Festival y Bogotá Capital Mundial del Libro como uno de los 39 escritores latinoamericanos menores de 39 años más importantes y elegido en 2010 por la revista británica Granta entre los 22 mejores escritores de lengua española menores de 35 años.

Ingresó después en la Universidad de Chile (se licenció en Literatura Hispánica). A los 20 años ya vivía independientemente y, además de estudiar, trabajaba: contestando teléfonos, en bibliotecas, como cartero, de junior. Así recuerda aquella época en que se consideraba poeta:

"Entrar a literatura fue muy hippie. Era una cosa maravillosa, todo el mundo tomando y fumando marihuana. Después vi que no era tan así: a mucha gente no le gustaba tanto la carrera".

Luego de egresar en 1997, consiguió una beca en Madrid. En España obtendría un magíster en filología hispánica (CSIC), se casaría con una diseñadora y se separaría al poco tiempo.

Al regresar a Chile, se fue a vivir al barrio Bellavista en una pieza de doce metros cuadrados en la calle Dardignac, "donde lo único que tenía era un gato, una silla de ruedas antigua, una cama y una pila de libros".

Zambra empezó su carrera literaria como poeta —su primer poemario, Bahía Inútil en 1998 y el segundo, Mudanza, en 2003—, pero después se pasó a la narrativa.

En 2006 apareció en la editorial española Anagrama su primera novela, Bonsái, que de inmediato se convirtió en un éxito, tanto de crítica (en Chile ganó varios premios) como de público. Ha sido traducida a varios idiomas (particularmente, al inglés para Melville House por Carolina de Robertis). Adaptada al cine por Cristián Jiménez, la película fue presentada en el Festival de Cannes 2011.

Sobre la literatura chilena, decía en 2003 que "en la prosa, creo que el mejor escritor chileno de todos los tiempos es José Santos González Vera, que tiene una maestría impresionante para captar el paisaje de ciudad chileno, mi paisaje. Juan Emar también me interesa mucho".

Es doctor en literatura por la Universidad Católica, enseña literatura en la Universidad Diego Portales. Codirector, junto con Andrés Anwandter, de la revista de poesía Humo, ha colaborado con críticas literarias y columnas en diversos periódicos como Las Últimas Noticias (donde durante tres años tuvo la columna Hoja por hoja), El Mercurio, La Tercera y The Clinic; también ha escrito para el suplemento literario Babelia de El País, la revista española Turia o la mexicana Letras Libres.

Zambra —que vive en La Reina, en la zona oriental de Santiago— sufre de grandes migrañas, que no le dejan dormir, "un dolor que te quieres matar", según sus propias palabras. La migraña cluster, que lo persigue hace años, es de origen tensional y todo los esfuerzos que ha hecho para acabar con ella ha sido infructuosos. "Con la mitad de la cara paralizada por el dolor no se puede hacer nada. Es una condena muy desagradable", dice. El protagonista de Formas de volver a casa, su tercera novela que tiene mucho de autobiográfico, sufría también esa enfermedad, pero esta no llegó a la edición definitiva del libro.

El año 2015 la Biblioteca Pública de Nueva York becó al autor con una estadía de nueve meses en la ciudad para que trabaje en un libro sobre bibliotecas llamado "Cementerios personales".


Fuente: Wikipedia

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