En estas páginas nace, vive y mure (al menos por el momento) el fotógrafo Castellón, uno de los personajes más atractivos y enigmáticos de la literatura hispanoamericana reciente. El lector verá a través del ojo de su cámara la contrahechura alucinante de nuestras nacionalidades—puro botín en la rebatinga de los poderosos—, la fantasía derrotada de los ideales y las utopías, la más persistente de ellas el canal por Nicaragua, y la convocatoria del genio y la miseria en diversos escenarios, desde el puerto de Greytown en Nicaragua, con sus palacios de mármol en medio de la selva, al ghetto de Varsovia y al monasterio de la Cartuja en Mallorca.
El mercenario Walker, el rey Mosco, la reina Victoria, Napoleón pequeño, el archiduque Luis Salvador y su extravagante cortejo, Flaubert, Turguéniev y George Sand, sin olvidar a Chopin, se dan cita aquí, junto con la pluma envidiosa del escandaloso Vargas Vila y la prosa florida de Rubén Darío.
Sergio Ramírez, Mil y una muertes (Alfaguara, Santillana Ediciones Generales - México, 2004) 323 páginas.
Opinión personal
El mercenario Walker, el rey Mosco, la reina Victoria, Napoleón pequeño, el archiduque Luis Salvador y su extravagante cortejo, Flaubert, Turguéniev y George Sand, sin olvidar a Chopin, se dan cita aquí, junto con la pluma envidiosa del escandaloso Vargas Vila y la prosa florida de Rubén Darío.
Sergio Ramírez, Mil y una muertes (Alfaguara, Santillana Ediciones Generales - México, 2004) 323 páginas.
Una fascinante colección de historias de ficción con maravillosos apuntes sobre personajes históricos. Un deleite que satisface el apetito por la ficción histórica. Las aventuras del fotógrafo Castellón se entrelazan con relatos de personajes reales del calibre de Rubén Darío, Chopin y George Sand y de lo acontecido o no en Mallorca. Narra la suerte trágica de reyes y princesas del pasado y la no menos venturada de los personajes del presente; describe diversos escenarios desde palacios en la selva y reinos miserables a lugares que pertenecen a mundos demasiado diferentes entre sí. Una alabanza a los ideales derrotados y a los sueños esquivos como el del canal por Nicaragua. La lucha y el desencanto pertenecen tanto a los perseguidos como a los que creen ser dueños del poder. "El escenario de las ilusiones, que es el escenario de las catástrofes", como lo describe el autor, ve al espíritu valiente, la sensibilidad artística y los sueños de prosperidad relegados a meras fantasías cuando enfrentados a la debilidad humana y al azar desfavorable se desvanecen. Una lectura muy variada que vale la pena y que mantiene vivo el interés del lector.
Termino con la siguiente reflexión del autor Sergio Ramírez sobre la vejez que nos la comunica a través de los ojos de un fotógrafo y que me pareció diciente y acertada: "Envejecer es solamente ver a alguien cambiarse de tanto en tanto de disfraz hasta quedarse con el más ridículo de todos, que es el disfraz de la decrepitud".
Mi puntuación (1-5):
Termino con la siguiente reflexión del autor Sergio Ramírez sobre la vejez que nos la comunica a través de los ojos de un fotógrafo y que me pareció diciente y acertada: "Envejecer es solamente ver a alguien cambiarse de tanto en tanto de disfraz hasta quedarse con el más ridículo de todos, que es el disfraz de la decrepitud".
Mi puntuación (1-5):
Sobre el autor:

A los 18 años fundó la revista experimental Ventana junto con Fernando Gordillo —escritor nicaragüense muerto prematuramente en 1967 el 27 de septiembre de 2001, a los 26 años—, con quien dirigió el movimiento literario Frente Ventana. En 1963 publicó su primer libro —Cuentos, Editorial Nicaragüense, Managua— y al año siguiente se graduó en Leyes por la Universidad Nacional Autónoma de León con "Medalla de Oro".
Se casó en 1964 con la socióloga Gertrudis Guerrero Mayorga; el matrimonio ha tenido tres hijos —Sergio, María y Dorel—, quienes les han dado seis nietos (Elianne, Carlos Fernando, Camila, Alejandro, Luciana, y Andrés).
Ese mismo año viaja a Costa Rica, donde viviría 14 años. Allí dirigió la revista Repertorio. Fue secretario general de la Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), que entonces tenía su sede en ese país, en dos oportunidades: 1968 y 1976. Entre estos años estudia en Berlín de 1973 a 1975 gracias a una beca otorgada por el Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD). En 1978 fundó en San José la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA).
Sergio Ramírez comenzó su carrera literaria como cuentista: su primer relato, El estudiante, lo publicó en 1960 en la revista Ventana, de León. Su primer libro, aparecido tres años más tarde, fue precisamente una recopilación de relatos, pero el siguiente, publicado en 1970, era ya una novela. A partir de entonces, ha ido alternando estos géneros con el ensayo y el periodismo. Su consagración internacional llegó en 1998 cuando ganó el Premio Alfaguara con su novela Margarita, está linda la mar.
Ramírez —que en 1990 fundó El Semanario, publicación que saldría en Managua a lo largo de diez años— es columnista de varios periódicos alrededor del mundo, entre ellos, El País, de Madrid; La Jornada, de México; El Nacional, de Caracas; El Tiempo, de Bogotá y La Opinión, de Los Ángeles; La Prensa y la revista Magazine en Nicaragua. Dirige la revista electrónica cultural centroamericana Carátula.
En 2011 publicó La fugitiva, basada en la vida de la escritora costarricense Yolanda Oreamuno (Amanda Solano en la novela), que nos es presentada a través de los recuerdos de tres amigas, personajes estos inspirados también en mujeres reales; así, el último relato es el de una cantante, Manuela Torres, que correspondería a Chavela Vargas; los otros dos, Gloria Tinoco y Marina Carmona, tienen como prototipos a Vera Tinoco Rodríguez, casada con un hijo del presidente de Costa Rica Rafael Yglesias Castro, y a la pedagoga y escritora Lilia Ramos Valverde (1903-1985), respectivamente.
Ha sido profesor en la Universidad de Maryland de 1999 al 2000 y en el 2001.
Fuente: Wikipedia
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